Que época nos toca vivir.
Una en la que los valores y principios de cada uno, no son permanentes y se cambian al antojo de quien les manipula.
Poco se acuerdan de quienes han sido por ellos mismos, ahora parece que el bailarle el agua al que mas ruido hace, es mejor. Y cuando crees que has alcanzado tu propósito que no es más que el que te han hecho creer que tenías que conseguir… se te olvida de donde vienes, pisando el respeto, la humildad y la honestidad que antes llevabas siempre contigo.
Te crees una persona pura, con unos conocimientos y cultura que otros no tienen, les miras por encima del hombro, sin darte cuenta que esos otros, llevan en este mundo mucho más que tú, dando un paso tras otro, yendo a un ritmo más lento, pero más seguro y sobre todo, sin echar por tierra la personalidad y actitud que siempre tuvieron desde el principio, valorando a los demás por su trabajo y empeño, no por sus berridos y críticas no constructivas.
Hecha la vista atrás, no eres nadie sin los que te ayudaron a levantarte, pero si lo puedes ser sin necesidad de depender del que te machaca día tras día…